América Latina en alerta por el choque militar entre EE.UU. y Venezuela

 

El despliegue de buques de guerra y miles de militares estadounidenses en el Caribe ha desatado una nueva ola de tensión entre Estados Unidos y Venezuela. La Casa Blanca, bajo el mando de Donald Trump, aseguró que la operación busca frenar el narcotráfico; sin embargo, en Caracas, el presidente Nicolás Maduro interpretó la acción como una amenaza directa a la soberanía nacional.

Según fuentes del Pentágono, alrededor de 4.000 militares de la Marina permanecerán durante meses en aguas latinoamericanas. El gobierno de Trump afirma que se trata de reforzar la seguridad marítima, pero la medida ha sido leída en la región como una señal de presión política contra el chavismo. “Son amenazas estrafalarias contra Venezuela”, denunció Maduro, quien ha acusado a Washington de intentar desestabilizarlo.

En respuesta, el mandatario venezolano movilizó a más de 4,5 millones de milicianos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Aunque lo presentó como un “plan de paz”, pidió a sus seguidores estar “preparados, activos y armados” en todo el territorio. Esta fuerza, creada por Hugo Chávez, está integrada por voluntarios civiles que colaboran en la defensa junto al ejército regular.

La escalada ocurre en medio de nuevas acusaciones desde Washington. La fiscal general estadounidense, Pam Bondi, duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro, a quien el gobierno de Trump señala de liderar un cártel internacional de narcotráfico. El presidente venezolano rechaza las acusaciones, calificándolas de “imperio loco” y de prueba del fracaso de la política exterior estadounidense en América Latina.

El aumento de la tensión preocupa a líderes de la región. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió que una eventual invasión “convertiría a Venezuela en otra Siria” y arrastraría al continente a un conflicto de consecuencias imprevisibles. En países vecinos, analistas coinciden en que un choque directo entre Washington y Caracas podría tener efectos devastadores en la estabilidad regional, desde el desplazamiento masivo de personas hasta la ruptura de la cooperación diplomática.

Mientras tanto, América Latina observa con cautela un escenario que amenaza con reconfigurar la seguridad en el continente. Para el chavismo, la confrontación es una muestra de resistencia frente a un “Goliat” extranjero; para Estados Unidos, una estrategia de control fronterizo y lucha contra el narcotráfico. En medio de ambas narrativas, la región se mantiene en vilo, temiendo que las tensiones desemboquen en un conflicto sin precedentes.

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