El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, informó este sábado que el país alcanzó 1,000 días sin homicidios desde el inicio de su gobierno en 2019. El anuncio lo realizó a través de la red social X, donde destacó que este es un “hito histórico” y llamó a la población a reflexionar sobre lo vivido en estos años, en lugar de celebrarlo con discursos o cadenas nacionales.
De acuerdo con el gobierno salvadoreño, la reducción de los homicidios es resultado del Plan Control Territorial, que implicó un fuerte despliegue de policías y militares en todo el país, y del régimen de excepción vigente desde marzo de 2022, bajo el cual se han suspendido garantías constitucionales para combatir a las pandillas.
Con esta medida, las autoridades han detenido a cerca de 90,000 personas acusadas de pertenecer a grupos criminales. El régimen cumplió tres años de vigencia el pasado 27 de marzo y, aunque ha sido respaldado, por una parte, de la población que asocia el descenso de la violencia con mayor seguridad en las calles, también ha generado polémica por las denuncias de violaciones a derechos humanos.
Durante la administración de Bukele se han registrado 5,688 homicidios y 2,548 desapariciones, según cifras oficiales. No obstante, las estadísticas del actual gobierno excluyen muertes de pandilleros en enfrentamientos con la policía, hallazgos de osamentas y de supuestos delincuentes abatidos por ciudadanos, datos que sí eran contabilizados en gestiones anteriores.
Organizaciones de derechos humanos y familiares de personas detenidas cuestionan la transparencia de las cifras y alertan sobre detenciones arbitrarias y condiciones precarias en las cárceles. Aun así, la narrativa oficial destaca el récord de días sin asesinatos como muestra de un cambio profundo en la vida cotidiana del país.
El hito de los 1,000 días sin homicidios refleja tanto el respaldo popular que conserva Bukele por la percepción de seguridad como las tensiones que genera un modelo de control basado en medidas de excepción. En un país marcado por la violencia histórica de las pandillas, el debate sobre seguridad y derechos humanos sigue abierto.
Deja un comentario