El nombre de Alicia Matías Teodoro, de 49 años, quedará grabado en la memoria colectiva como ejemplo de amor y valentía. Este viernes 12 de septiembre falleció en el Hospital Magdalena de las Salinas, tras dos días de luchar contra las heridas que le dejó la explosión de una pipa de gas en Santa Martha Acatitla, Iztapalapa.
Alicia, trabajadora como checadora de transporte público, se encontraba en su jornada laboral cuando ocurrió la tragedia. Ese día cuidaba a su nieta Jaclyn Azulet, de apenas dos años, y en el momento de la explosión la cubrió con su cuerpo, protegiéndola de las llamas. La pequeña permanece hospitalizada en estado delicado en el Hospital de Pediatría Siglo XXI del IMSS.
Su historia conmovió profundamente a la ciudadanía. En redes sociales, cientos de mensajes piden recordarla como heroína y algunos incluso sugieren que debería erigirse un monumento en su honor, al considerar que dio la lección más grande de amor y sacrificio.
Familiares relataron que Alicia había perdido la memoria en el hospital debido al shock y las graves quemaduras, dejando de reconocer a sus seres queridos en sus últimos días. Aun así, su último acto consciente fue proteger la vida de su nieta.
La muerte de Alicia se suma al saldo mortal de la explosión, pero también deja una enseñanza poderosa: la fuerza de una mujer trabajadora, madre y abuela, que se convirtió en símbolo de valentía.
Para muchos, su legado merece ser recordado como una historia de amor que trasciende la tragedia.
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