El paisaje paradisíaco de Tulum, antes lleno de vida y visitantes, hoy luce desolado. Hoteles con habitaciones vacías, restaurantes con pocas mesas ocupadas y playas silenciosas reflejan la peor temporada turística que ha vivido este destino en años. Lo que alguna vez fue símbolo del turismo de lujo y conexión con la naturaleza, enfrenta ahora una fuerte caída económica que afecta directamente a miles de familias locales.
Las cifras son alarmantes: la ocupación hotelera, que en mayo de 2025 rondaba el 77%, se desplomó a menos del 30% en la zona costera y apenas 15% en el centro de la ciudad. A esta baja se suman otros factores que han deteriorado la experiencia del visitante, como el incremento de precios en servicios básicos, cobros excesivos en taxis y denuncias de abusos en establecimientos turísticos. Muchos viajeros expresan en redes sociales que visitar Tulum se ha vuelto un lujo inalcanzable.
Frente a esta realidad, el descontento no solo viene de los turistas, sino también de quienes viven del turismo. Meseros, choferes, comerciantes y artesanos reconocen que los ingresos han disminuido drásticamente, mientras intentan adaptarse a una economía cada vez más incierta. Algunos hoteles han decidido abrir sus playas gratuitamente para atraer visitantes, y varios restaurantes han reducido horarios para evitar despidos.
La situación ha encendido las alarmas entre las autoridades municipales, que aprobaron un crédito de 76 millones de pesos para enfrentar la falta de liquidez. El objetivo, según el ayuntamiento, es mantener operativos los servicios esenciales y apoyar la reactivación del sector sin comprometer las finanzas públicas. Sin embargo, el reto más grande sigue siendo recuperar la confianza de los visitantes y la estabilidad del destino.
Aun con el panorama adverso, la esperanza se mantiene viva entre los tulumenses. Quienes trabajan en el sector turístico insisten en que la solución pasa por devolverle al destino su esencia: un lugar accesible, natural y hospitalario. “Tulum necesita volver a ser para todos”, dicen muchos con la certeza de que, con trabajo conjunto y empatía, el Caribe mexicano puede volver a brillar.
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