Los restaurantes de Chetumal y Bacalar atraviesan momentos difíciles debido a la caída de ventas tras el fin del periodo vacacional. Los ingresos diarios no son suficientes para cubrir gastos básicos como sueldos, renta y servicios, lo que ha generado preocupación entre los propietarios.
Durante el verano, los negocios lograron mantener una actividad cercana al 75% de su capacidad, pero al concluir las vacaciones, las ventas descendieron hasta un 35%, provocando problemas de liquidez que amenazan la continuidad de algunos establecimientos.
Los empresarios afiliados a la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) han buscado apoyo y orientación para cumplir con sus obligaciones fiscales y laborales, mientras intentan mantener sus negocios abiertos. La falta de ingresos regulares ha complicado el pago de impuestos y salarios, generando incertidumbre en los trabajadores.
Para afrontar la situación, se han lanzado campañas promocionales que buscan atraer a comensales locales y mantener al menos una afluencia mínima, dado que el flujo de turistas es limitado fuera de temporada. Además, los restauranteros intentan absorber el aumento en el precio de insumos sin trasladarlo al consumidor, para no encarecer sus productos.
La expectativa ahora está puesta en la temporada decembrina, cuando se espera un repunte económico que permita recuperar parte de las pérdidas. Mientras tanto, los negocios continúan luchando por mantenerse a flote, buscando estrategias que garanticen tanto la continuidad de sus comercios como la estabilidad de sus trabajadores.






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