La muerte del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, acribillado durante las festividades del Día de Muertos, ha convertido su sombrero, el mismo que lo acompañó en su paso por el Congreso y en su vida comunitaria, en el símbolo más visible de resistencia frente a la violencia en México. Ese accesorio, parte de un atuendo campesino tradicional, se transformó en estandarte político del llamado Movimiento del Sombrero, fundado por Manzo tras su ruptura con Morena en 2024.
El grupo político, integrado por liderazgos locales sin partido, tomó fuerza electoral de manera inédita ese mismo año. Con 95,000 votos, Manzo se convirtió en el primer presidente municipal independiente de Uruapan, mientras que su corriente, conocida también como La Sombreriza, obtuvo tres diputaciones en Michoacán, desplazando al oficialismo en sectores clave. El asesinato del líder multiplicó el respaldo ciudadano y colocó al movimiento en el centro del debate nacional.
Diversas casas encuestadoras prevén que este impulso podría convertirlo en contendiente real frente a Morena en Michoacán, un estado golpeado por el crimen organizado. Sin embargo, especialistas como el analista Salvador Camarena advierten que el fenómeno es aún coyuntural. “Un movimiento necesita superar varias pruebas de ácido para demostrar su permanencia”, señaló, al subrayar que solo ha pasado un mes desde el crimen.
La tensión política se ha expresado dentro y fuera de los recintos legislativos. Sombreros ensangrentados cubrieron las curules opositoras durante la discusión del presupuesto federal, mientras simpatizantes agitaban el accesorio en protestas realizadas en el Congreso local. En paralelo, Grecia Quiroz, viuda de Manzo, asumió la presidencia municipal y enarboló su legado: “Este Movimiento del Sombrero no lo callaron y no lo van a callar”, declaró en su toma de protesta.
El movimiento enfrentará este fin de semana su primera gran prueba con una marcha en Ciudad de México, convocada en memoria del alcalde y contra la violencia. Aunque Quiroz se deslindó formalmente de la organización, diputaciones afines llamaron a una manifestación pacífica que mida el verdadero alcance de La Sombreriza. El resultado permitirá vislumbrar si el efecto del sombrero se consolida como fuerza política o si responde a un momento de profunda indignación social.





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