La bandera de los “piratas de sombrero de paja” de la serie japonesa One Piece ondeó en recientes movilizaciones en Ciudad de México, donde jóvenes de la Generación Z expresaron su anhelo por libertad, justicia y un futuro con mejores oportunidades. Sin embargo, la afluencia real de jóvenes fue menor a la esperada, pese a que este grupo poblacional representa alrededor de una cuarta parte del país.
Entrevistas realizadas a jóvenes de entre 16 y 26 años revelan preocupaciones comunes: un futuro laboral incierto, precariedad salarial, dificultades para acceder a vivienda, inseguridad y un profundo desencanto hacia la clase política. Aunque muchos se identifican con ideas progresistas, la mayoría rechaza la afiliación partidista.
Los testimonios muestran que siete de cada diez jóvenes superan el nivel educativo de sus padres, pero aun así enfrentan empleos mal pagados y pocas posibilidades de independencia económica. Algunos consideran imposible adquirir una casa o incluso rentar solos, mientras que otros padecen ansiedad y depresión derivados de las condiciones laborales y sociales.
La inseguridad también es una preocupación central. Jóvenes como Diego y José, que participaron en la manifestación, afirman que viven con miedo constante y denuncian que la violencia condiciona su vida diaria desde la infancia.
La mayoría consume información principalmente a través de TikTok e Instagram, lo que genera preocupación sobre desinformación y dependencia digital. Aun así, coinciden en que la adultez les llega con mayores desafíos que los enfrentados por generaciones anteriores.
En conjunto, los testimonios reflejan a una generación que crece entre largos traslados, salarios bajos, incertidumbre laboral y un entorno digital que moldea su visión del mundo, con la sensación compartida de que la estabilidad es una promesa cada vez más lejana.
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