El Senado de la República aprobó este martes una serie de reformas a la Ley Monetaria que modificarán la composición de las monedas de 20 pesos y ajustarán los materiales de las piezas de 10 pesos. Con 91 votos a favor y 14 en contra, la propuesta quedó lista para su publicación en el Diario Oficial de la Federación, abriendo paso a una nueva generación de monedas más económicas y duraderas.
La modificación responde al aumento de los costos de acuñación y a la baja circulación de los actuales ejemplares, especialmente los de 20 pesos, que en los últimos años se han convertido en piezas coleccionables. La nueva moneda de 20 pesos conservará su formato bimetálico, pero será fabricada con aleaciones más baratas y prácticas para su uso cotidiano.
El centro estará compuesto por 65% cobre, 10% níquel y 25% zinc, mientras que el anillo exterior será de 92% cobre, 6% aluminio y 2% níquel. Con estos cambios se elimina el núcleo de plata sterling y la efigie de Miguel Hidalgo, aunque se mantiene el Templo de Kukulkán en el reverso, como desde 2019. La presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo, advirtió que mantener los materiales actuales podría volver insostenible la producción.
Durante el debate, la senadora priista Carolina Viggiano criticó la reforma y acusó una merma en la calidad simbólica de las monedas. En contraste, legisladores de la mayoría defendieron que la modernización permitirá que estos ejemplares vuelvan a circular de manera constante en el comercio.
En el caso de la moneda de 10 pesos, el diseño se conservará, pero el núcleo dejará de ser de alpaca plateada para ser sustituido por acero recubierto de níquel. Según el dictamen, esta adaptación no altera el valor de la pieza, pero reducirá su costo de fabricación y mejorará su compatibilidad con máquinas de cobro.
La nueva producción arrancará 30 días después de la entrada en vigor del decreto. Para los usuarios, no habrá cambios inmediatos: todas las monedas actuales seguirán siendo válidas hasta que el Banco de México determine un retiro gradual.





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