Seis zonas arqueológicas del sur de Quintana Roo se consolidan como una ruta cultural para conocer la riqueza de la civilización maya. Dzibanché, Kinichna, Kohunlich, Oxtankah, Chacchoben e Ichkabal ofrecen al visitante una visión profunda sobre la organización política, religiosa y social de los antiguos mayas.
Estos sitios fueron recorridos y promovidos por el Consejo de Promoción Turística del estado, tras ser beneficiados con el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas. Las labores incluyeron restauración, nueva infraestructura, senderos, estacionamientos y señalética para mejorar la experiencia del público.
Para contextualizar su relevancia histórica, la arqueóloga Sandra Balanzario, investigadora del INAH, explicó que estos centros ceremoniales muestran una ocupación continua desde el periodo preclásico hasta el postclásico. En ellos se han encontrado tumbas de gobernantes, objetos rituales y cerámica policroma.
Dzibanché y Kinichna destacan por haber sido capitales de la dinastía Kanul, con monumentos que narran conquistas y alianzas políticas. Kohunlich sobresale por sus mascarones de estuco y su intensa actividad comercial, mientras que Oxtankah fue un importante puerto maya con hábiles navegantes.
Chacchoben revela fuertes vínculos políticos con otros centros mayas, y Ichkabal impresiona por sus monumentos de hasta 45 metros de altura y su antigua conexión urbana mediante sacbés. Todos ellos reflejan la complejidad de una civilización altamente desarrollada.
La arqueóloga Balanzario advirtió que, pese a su valor turístico, estos sitios enfrentan amenazas como el saqueo y la expansión urbana. Subrayó que la conservación no solo protege estructuras, sino la identidad cultural de un pueblo vivo, y llamó a reforzar el compromiso social para preservar este legado histórico.






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