El gobierno de Venezuela calificó como una medida “irracional” y una “grotesca amenaza” el bloqueo anunciado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra buques petroleros sancionados que transporten crudo desde y hacia el país sudamericano. La decisión ha intensificado la tensión diplomática entre ambas naciones.
La medida se suma al despliegue militar ordenado por Washington desde agosto en el Caribe y el Pacífico, bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Sin embargo, Caracas sostiene que estas acciones buscan en realidad forzar un cambio de régimen y apropiarse de las riquezas petroleras venezolanas.
En un comunicado oficial, el gobierno venezolano acusó al presidente estadounidense de intentar imponer un bloqueo naval con fines económicos. Afirmó que estas acciones violan el derecho internacional, así como los principios de libre comercio y libre navegabilidad en aguas internacionales.
La tensión escaló tras la incautación, el pasado 10 de diciembre, de un buque cisterna sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que había salido de Venezuela cargado de petróleo. Las fuerzas militares estadounidenses se quedaron tanto con la embarcación como con el crudo transportado.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro calificó el hecho como un “robo descarado” y un acto de piratería, al considerar que se trató de una apropiación ilegal de bienes venezolanos. Además, Washington anunció nuevas sanciones contra seis empresas del sector de transporte de crudo y seis buques cisterna.
Venezuela argumentó que, debido a las sanciones financieras, se ve obligada a utilizar buques conocidos como “fantasma”, que venden el petróleo a precios inferiores al mercado. Según Caracas, estas medidas solo agravan la crisis económica y profundizan el conflicto político entre ambos países.





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