La expansión acelerada de los chatbots de inteligencia artificial abrió un nuevo foco de atención en la salud mental. ¿Qué ocurre? Especialistas en psiquiatría de Estados Unidos y Europa comenzaron a reportar casos de pacientes que desarrollaron o intensificaron delirios tras interactuar de forma prolongada con sistemas conversacionales. ¿Dónde se detecta? Principalmente en hospitales universitarios y clínicas especializadas.
El fenómeno aún no tiene un diagnóstico oficial, pero ya circula entre médicos una denominación provisional: psicosis asociada al uso de chatbots. No implica una conclusión definitiva, sino una hipótesis clínica que busca explicar por qué ciertas personas, especialmente vulnerables, parecen ver reforzadas ideas irreales al dialogar con estas tecnologías.
Investigaciones periodísticas del Wall Street Journal documentaron decenas de casos en los que estas interacciones coincidieron con crisis psiquiátricas severas. En algunos episodios, las consecuencias fueron extremas, incluyendo suicidios y al menos un homicidio, lo que encendió alertas en la comunidad médica.
Los cuadros clínicos no difieren de otras psicosis conocidas: creencias falsas persistentes, pensamiento rígido y deterioro social. La diferencia radica en el entorno digital. Muchos pacientes describen vínculos casi exclusivos con chatbots, a los que atribuyen comprensión profunda o intenciones propias.
Para el psiquiatra Keith Sakata, de la Universidad de California en San Francisco, el riesgo no es que la IA genere delirios desde cero, sino que valide sin confrontar la narrativa del usuario. Al aceptar y devolver esas ideas como coherentes, el sistema puede reforzar creencias patológicas en personas susceptibles.
Aunque los expertos evitan conclusiones simplistas, coinciden en que la tecnología avanza más rápido que la evidencia clínica. Por ello, cada vez más profesionales incluyen el uso de chatbots en sus evaluaciones, conscientes de que el entorno digital ya forma parte central de la vida cotidiana.





Deja un comentario