Detectan microplásticos y metales pesados en especies de la Laguna de Bacalar

 

La Laguna de Bacalar enfrenta un deterioro ambiental alarmante. Investigaciones de la doctora Teresa Álvarez Legorreta, especialista en Ciencias Marinas de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), revelaron la presencia de microplásticos, pesticidas y metales pesados en especies locales, como el emblemático caracol chivita.

En entrevista con el Consejo Quintanarroense de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Coqhcyt), la experta explicó que estos contaminantes provienen de aguas residuales, prácticas agrícolas intensivas y manejo inadecuado de basura. El crecimiento urbano y turístico ha incrementado la presión sobre los recursos naturales, afectando directamente a los ecosistemas.

“El impacto es mayor por la falta de saneamiento. Mientras un ciudadano genera unos 20 litros de aguas residuales al día, un turista produce hasta 500 litros”, advirtió Álvarez Legorreta. Sin tratamiento adecuado, esta carga contamina los cuerpos de agua.

Un cambio crítico en la laguna es su transición de oligotrófica a mesotrófica en la última década, lo que indica aumento de materia orgánica y riesgo de eutrofización. Esto afecta no solo al agua, sino también a sedimentos y organismos acuáticos.

La especialista alertó que la acumulación de compuestos tóxicos provoca alteraciones hormonales, impide la reproducción y amenaza con la desaparición de especies. Ejemplo de esta vulnerabilidad fue la tormenta Cristóbal en 2020, que arrastró sedimentos y causó mortandad masiva del caracol chivita. Sin medidas urgentes, los daños podrían ser irreversibles.

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