De hecho, la Línea 12 fue uno de los grandes proyectos de Marcelo Ebrard, quien impulsó una inversión de 2.000 millones de dólares para ese nuevo tramo del sistema del metro, inaugurado al final de su mandato. Poco después de su apertura, se reportaron fallas. Los conductores tenían que disminuir la velocidad por temor a que los trenes se descarrilaran, y un año y medio después cerraron 11 de 20 estaciones por reparaciones. Entrevisté a Ebrard unos meses antes de que dejara el gobierno de la ciudad. Me dijo que estaba preparando un frente amplio, progresista y liberal. Pero el escándalo de la Línea 12 canceló sus aspiraciones de dirigir el siguiente paso de la izquierda en México. Con la victoria de López Obrador, se restauró su carrera y fue designado secretario de Relaciones Exteriores.
Ahora, el fatal accidente ha vuelto a poner las miradas en sobre el canciller. Y el asunto también apunta hacia López Obrador, quien en vez de atender problemas reales de infraestructura, como una mejora del sistema agua, ha decidido no solo aplicar una política de austeridad atizada por la pandemia, sino que desmanteló a un costo millonario el aeropuerto de Texcoco y ha dado prioridad a las refinerías —en un momento en el que el mundo opta por alternativas de energías limpias— además de embarcarse en la construcción de un tren en el sureste del país cuyos dudosos beneficios están por verse.
Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de Ciudad de México desde diciembre de 2018
También está en la mira Sheinbaum por las repetidas denuncias del deterioro de los pilares en esa parte de la Línea 12 que no se atendieron. Ahora recae sobre ella la responsabilidad de que la investigación sobre el derrumbe no sea un desastre mayúsculo. El día después de la tragedia dio una conferencia de prensa donde anunció que se haría una investigación con dos peritajes, uno de la fiscalía de la ciudad y otro independiente, que recayó en una empresa noruega. Es posible que se esté jugando su carrera en este lance.
El resultado podría ser una investigación a modo que, por ejemplo, señale como culpable a Miguel Ángel Mancera, su antecesor y el único personaje de este ajedrez que no es parte del grupo. También la jefa de gobierno podría actuar para hacer eco del instinto del lider de su partido, que suele polarizar acusando a la prensa y sus enemigos de querer usar estos eventos a su favor.
El colapso de unas vigas que sostenían el paso del metro va a poner a prueba de qué están hechos estos encumbrados actores. Sería deseable que la investigación sea intachable y arroje una explicación coherente sobre los errores en la construcción y mantenimiento de la Línea 12, encuentre y juzgue a los responsables y, finalmente, se le ofrezca una reparación a las víctimas. Cualquier otro resultado será doloroso para todos, y además afectará al proyecto de la izquierda puesto en marcha por López Obrador, que tiene a Sheinbaum y Ebrard como sus más brillantes sucesores.
Una investigación que de verdad llegue a sus últimas consecuencias es la única manera de demostrar que las cosas pueden hacerse de manera diferente, y que la izquierda en el gobierno sigue representando una opción distinta y no una nueva versión de los viejos trucos de la clase política mexicana.
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2021/05/07/espanol/opinion/metro-mexico-accidente.html
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