La presencia de comercios informales en Chetumal creció un 53 por ciento en los últimos meses, de acuerdo con cifras de la Canaco Servytur, lo que refleja la búsqueda de alternativas de ingresos ante la falta de empleos bien remunerados en el sur de Quintana Roo.
Habitantes de la capital señalan que la escasez de vacantes relacionadas con su preparación académica en el municipio de Othón P. Blanco obliga a muchos egresados a emprender micronegocios o dedicarse a oficios ajenos a sus estudios. Esta situación contrasta con datos del INEGI, que reportó para agosto un 67 por ciento de ocupación en la región, pero en sectores poco vinculados con las profesiones de los jóvenes.
Historias como la de 20 egresados de Ingeniería Ambiental de la UQROO revelan la magnitud del problema. “Las empresas piden experiencia o no quieren capacitar; las vacantes son mínimas y ocupadas desde hace años”, comentó uno de ellos, quien hoy se desempeña como conductor de transporte por aplicación.
El panorama también alcanza a egresados de otras áreas. Una joven titulada en Recursos Naturales relató que, tras tres años sin ejercer su carrera, ha tenido que vender comida en la calle para sostenerse. “Nuestros padres invierten en nuestra educación, pero al final no encontramos empleo; además, no generamos experiencia”, lamentó.
Incluso profesionistas con alta demanda, como los maestros de inglés, enfrentan dificultades. “Me querían pagar muy poco en las escuelas; mejor me fui a Cancún de mesero y después abrí un pequeño negocio en casa”, compartió un joven docente.
Los testimonios coinciden en un llamado urgente a generar políticas públicas y oportunidades laborales que permitan a la juventud chetumaleña ejercer sus carreras. Para ellos, se trata no solo de una cuestión económica, sino del futuro de una generación que invirtió años de estudio y esfuerzo en busca de un mejor porvenir.
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