Polémica por centro migratorio en Florida acusado de trato inhumano

 

Un centro de detención para inmigrantes en Florida, conocido como el “Alcatraz de los Caimanes”, se encuentra en el centro de la polémica por las estrictas reglas y las condiciones de vida que enfrentan las personas retenidas en el lugar. Los migrantes reciben uniformes y pulseras codificadas por colores que determinan su nivel de riesgo, además de normas rígidas de higiene, vestimenta y comportamiento.

El manual interno de la instalación, presentado en un juicio, detalla que los detenidos solo pueden conservar artículos personales mínimos como un rosario, gafas o un anillo de boda. Deben usar sandalias y no pueden quitarse la camisa del uniforme en espacios comunes, sin importar el clima. Si alguien habla o se mueve durante los conteos diarios, todos los compañeros de su dormitorio pueden ser castigados con encierro.

Diversos grupos de derechos civiles han interpuesto demandas argumentando que el centro opera fuera de los marcos legales federales, ya que las detenciones migratorias son responsabilidad del Departamento de Seguridad Nacional, no de agencias estatales o contratistas privados. Señalan además que las condiciones son inhumanas: fallas en sanitarios, falta de duchas y ausencia de registros en los sistemas oficiales de detención.

A pesar de que un juez federal ordenó en agosto el cierre del lugar por no haber cumplido con revisiones ambientales, una corte de apelaciones permitió que siguiera funcionando. Mientras tanto, abogados y defensores insisten en que los migrantes detenidos enfrentan vulneraciones a sus derechos básicos, incluida la dificultad para acceder a asesoría legal confidencial.

En contraste, representantes del centro aseguran que existen salas privadas para reuniones con abogados, servicio de barbería y acceso limitado a una biblioteca legal. Sin embargo, testimonios de migrantes detenidos describen una realidad distinta, marcada por encierros prolongados y un ambiente de control estricto que, según organizaciones civiles, pone en riesgo la dignidad y los derechos humanos de quienes ahí permanecen.

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