Los amantes de las profundidades del mar y aquellos que practican buceo tendrían que apresurarse si uno de sus sueños es visitar el naufragio del RMS Titanic.
Los científicos prevén que durará sólo un poco más de 20 años, pero ¿por qué? Bien, en 2010 un grupo de especialistas liderado por Henrietta Mann en la Universidad Dalhousie, identificaron una especie de bacteria en formaciones de óxido del naufragio.
Estas bacterias, que fueron llamadas Halomonas titanicae por el barco, están devorando el casco de hierro de la estructura.
Eso significa que el próximo grupo seleccionado para visitar el área no solo será el primero desde el 2005, sino que también será uno de los últimos en verlo.
Y aunque la expedición es una aventura comercial, también es científica: el grupo utilizará herramientas avanzadas de modelado 3D para analizar y preservar la memoria del Titanic para las próximas generaciones.
Se consume su casco
El Titanic golpeó un iceberg el 14 de abril de 1912 mientras navegaba a través del Atlántico en su viaje inaugural desde Southampton a la ciudad de Nueva York. Se dividió en dos y se hundió a una profundidad de 3.8 km a unos 600 km de las costas de Newfoundland, Canadá.
Al menos mil 500 personas murieron. Asolado por la oscuridad de las profundidades marinas, el naufragio se mantuvo durante más de 70 años, mientras que las bacterias se comieron su casco de metal, dejando atrás millones de delicadas formaciones en forma de carámbano (Trozos de hielo que acaban en punta cuando se congela el agua que cae de un punto alto).
“Ahora, hay más vida en el Titanic de la que estaba flotando en la superficie”, dice Lori Johnston, ecologista microbiana y quien ha visitado el naufragio en seis ocasiones.
Las formaciones de óxido similares a un carámbano o estalactitas son los subproductos de las bacterias que oxidan el hierro que consumen.
El fluido ácido y oxidado sale hacia abajo con la gravedad, formando ramales frágiles de óxido. “Las formaciones son únicas porque son una especie de las especies dominantes ahí abajo”, dice Johnston.
En el momento de ese descubrimiento inicial, la nave se conservó notablemente. Está a 3.8 km por debajo de la superficie, y la falta de luz y las presiones intensas hacen que el área sea inhóspita para la mayoría de la vida, lo que reduce la corrosión.
Para cuando el explorador Robert Ballard y su equipo descubrieron el barco en 1985, las bacterias ya habían tomado el control. Debido a que comen aproximadamente 180 kg al día, los científicos le han dado a la nave una esperanza de vida menguante. “Si va más rápido, como suponemos, será cada vez menos tiempo”, dice Johnston.
Última oportunidad
A medida que el reloj avanza, la ventana de oportunidad para visitar el Titanic, con fines científicos o de otro tipo, se está desvaneciendo rápidamente.
Una nueva oportunidad es con OceanGate , una empresa privada que utiliza su pequeña flota de sumergibles tripulados para explorar, investigar y catalogar los océanos que rodean América del Norte. OceanGate ha realizado 13 expediciones desde su fundación en 2009, que incluyen estudios de otros naufragios como el Andrea Doria cerca de Nantucket y el SS Dix en Puget Sound. Sin embargo, hasta la expedición del Titanic de 2019, no han dado la bienvenida a los pasajeros que no cuentan con experiencia específica en ciencia marina o investigación.
Los “especialistas en misiones” elegidos, como los llama OceanGate, se embarcarán en viajes de 11 días en grupos de nueve a partir de finales de junio de 2019 y hasta mediados de agosto. Volarán desde St John’s, Newfoundland en helicóptero para encontrarse con un barco de apoyo en el mar, que será su base de operaciones durante la misión. Lo más importante es que podrán unirse al Titanic al menos a una inmersión sumergible.
En las profundidades, los especialistas de la misión ayudarán al equipo a usar sofisticados láseres, sonares y tecnología de imágenes para componer el modelo 3D más detallado y preciso de la nave en la historia. Un boleto para la excursión de 11 días y todos sus servicios cuesta 105 mil 129 dólares, equivalente al costo del pasaje de primera clase en el viaje del Titanic en 1912 , ajustado a la inflación actual.
Existe un entendimiento explícito de que los solicitantes deben ser adecuados física y mentalmente durante una semana en el mar. “Piensa, ¿este es alguien con el que quieres estar en el auto durante ocho horas con las ventanas cerradas?”, señaló Joel Perry, presidente de OceanGate Expeditions y buceador por casi 30 años.
Además de una personalidad generalmente afable y un estado físico comprobado, todos los especialistas de la misión tendrán que pasar por cuatro horas en helicóptero Entrenamiento de egreso (aprender qué hacer en caso de estrellarse) antes de la partida. Practicarán en la cabina de un helicóptero que se hunde en una gran piscina.
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