El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, culpó el sábado al gobierno del exmandatario Barack Obama por no haber respondido con suficiente energía a los hackers rusos que atacaron objetivos demócratas en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, ofensivas cibernéticas en las que se basa una acusación formal norteamericana contra 12 oficiales de la inteligencia militar rusa.
La acusación formal fue hecha pública el viernes, antes de que el presidente estadounidense se reúna el lunes con su homólogo ruso Vladimir Putin en Finlandia.
El sábado, Trump respondió por primera vez a las acusaciones iniciales del fiscal especial Robert Mueller contra funcionarios del gobierno ruso por interferir en la política estadounidense en forma de tuits, que el presidente envió mientras estaba en su campo de golf en Escocia.
“Las historias que escucharon ayer sobre los 12 rusos tuvieron lugar durante la administración de Obama, no durante la administración de Trump“, tuiteó el mandatario. “¿Por qué ellos no hicieron algo al respecto, especialmente cuando se informó que el presidente Obama fue informado por el FBI en septiembre, antes de las elecciones?”, agregó.
La acusación anunciada el viernes decía que los rusos hackearon al equipo de campaña de la entonces candidata presidencial Hillary Clinton y al Partido Demócrata, antes de filtrar decenas de miles de mensajes privados como parte de un plan del Kremlin para inmiscuirse en las elecciones estadounidenses de 2016, que concluyeron llevando a Trump a la Casa Blanca.
Las agencias de inteligencia estadounidenses han dicho que Moscú pretendía ayudar a la campaña de Trump y perjudicar la candidatura de Clinton.
En días pasados, durante su viaje a Europa, Trump dijo que en su reunión le plantearía a Putin “absoluta y firmemente” el tema de la interferencia electoral rusa, aunque añadió: “No creo que veamos algo como ‘Ay, lo hice, lo hice. ¡Me has atrapado!’”.
Varios senadores demócratas le pidieron a Trump en una carta publicada el sábado que cancele la cumbre “si no está preparado para hacer del ataque de Rusia a nuestras elecciones el tema principal que discutirán”.
La acusación formal anunciada el viernes sigue a otra acusación de la justicia estadounidense, que sostuvo que los rusos también utilizaron las redes sociales para sembrar la discordia entre los votantes estadounidenses.
La nueva acusación, de 29 páginas, expone cómo meses antes de los comicios los oficiales rusos maniobraron para hackear cuentas de correo electrónico cruciales de los demócratas, como la del presidente de la campaña de Clinton, John Podesta, del Comité Nacional Demócrata y del Comité de Campaña Legislativa Demócrata. Los correos electrónicos interceptados, muchos de los cuales eran perjudiciales políticamente para Clinton, aparecieron en WikiLeaks en el tramo final de la campaña.
De acuerdo con los cargos, los acusados rusos, valiéndose de un personaje conocido como Guccifer 2.0, se comunicaron en agosto de 2016 con un allegado al equipo de campaña de Trump para ofrecerle ayuda. Agregan que el mismo día en que Trump, en un discurso, alentara a Rusia a encontrar los correos electrónicos perdidos de Clinton, los hackers rusos intentaron por primera vez ingresar en las cuentas de correo electrónico utilizadas por la oficina de Clinton.
Mueller no acusa a los colaboradores de campaña de Trump de haber participado en la intrusión cibernética o que algún estadounidense hubiera sabido de antemano que tenían comunicación con oficiales rusos ni que el hackeo hubiera alterado el escrutinio de votos. La Casa Blanca aprovechó esos puntos en un comunicado, en el cual se abstuvo de condenar la injerencia rusa.
Trump ha expresado reiteradamente su escepticismo sobre la participación rusa en el hackeo, mientras los demócratas lo acusan de ser demasiado cercano al mandatario ruso. Horas antes de que se anunciara la acusación, Trump volvió a quejarse de la investigación contra los rusos y afirmó que la “estupidez” complicaba “demasiado concretar algo con Rusia”.
Por su parte, el Kremlin rechazó una vez más que hubiera intentado influir en los comicios. “El Estado ruso jamás ha intervenido ni tiene intención de hacerlo en las elecciones estadounidenses”, dijo el viernes el asesor de asuntos extranjeros de Putin, Yuri Ushakov.
La acusación identifica a los acusados como oficiales de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor de Rusia, también conocida como GRU. Si se demuestra esa participación, echaría por tierra los desmentidos del Kremlin de que el Estado ruso no se entrometió en las elecciones estadounidenses, pues la GRU es parte del aparato estatal.
Los acusados rusos no están detenidos y se desconoce si alguna vez serán presentados ante un tribunal en Estados Unidos, aunque el Departamento de Justicia considera que las acusaciones en ausencia funcionan como disuasivo público.
La acusación sostiene que los hackers rusos, a partir de marzo de 2016, monitorearon de forma encubierta las computadoras de decenas de funcionarios y voluntarios demócratas, implantando malware para explorar las redes y robar datos, y enviando correos electrónicos de “phishing” para obtener acceso a las cuentas.
Un intento de interferencia se produjo horas después de que Trump, en un discurso pronunciado el 27 de julio de 2016, sugiriera a los rusos que buscaran los correos electrónicos que Clinton dijo que había eliminado mientras fue secretaria de Estado.
“Rusia, si estás escuchando,” dijo Trump, “espero que encuentres los 30 mil emails que faltan“.