Las disputas comerciales del presidente estadounidense Donald Trump con China, México y Canadá ya afectan el valor de la producción agrícola de Estados Unidos y se estima que tan sólo los productores de soya perderán al menos 3 mil 200 millones de dólares durante la próxima campaña agrícola.
Pero muchos agricultores –entre ellos algunos cuyos ingresos caen a medida que declinan las exportaciones- siguen apoyando al hombre a quien contribuyeron a llevar a la Presidencia.
Querrían que ganara la guerra comercial rápido, antes de que la cosecha de otoño empiece a agravar el problema en un par de meses, cuando también se acelere la campaña para las elecciones legislativas de mitad de período.
“El presidente Trump es un empresario. Ha tomado una decisión empresarial de alto riesgo que probablemente debiera haberse tomado hace mucho tiempo. Pero sin duda es un riesgo”, señaló John King III, de 57 años, que produce soya, maíz y arroz junto con su padre y su sobrino en los alrededores de Helena, Arkansas, unos 160 kilómetros al este de Little Rock.
La agricultura es el tercer mayor sector exportador de Estados Unidos y un gigante global que ha generado seis décadas de superávit comercial.
También se ha convertido en un punto álgido en las batallas de aranceles con China, que el año pasado compró 12 mil millones de dólares de soya y ahora se desplaza hacia las exportaciones sudamericanas. Otros gravámenes afectan las ventas a Canadá y México, que están renegociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con el país estadounidense.
Las políticas comerciales de Trump ya están cambiando las perspectivas de las exportaciones estadounidenses y los ingresos de los agricultores, sobre todo porque China, México y Canadá representaron el año pasado el 43 por ciento de las exportaciones agrícolas de Estados Unidos.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por la sigla en inglés) pronosticó el jueves que los inventarios locales de soya serán un 51 por ciento mayores que lo estimado un mes antes y redujo 11 por ciento su pronóstico de exportaciones.
El USDA también rebajó 75 centavos por bushel su pronóstico de precio sobre la base de las compras de China, el mayor importador, lo que representa 3 mil 200 millones de dólares en ingresos perdidos, según la estimación gubernamental.
Si bien la situación podría empeorar en el caso de que la guerra comercial se intensifique, el presidente ha recomendado paciencia.
“Siempre pienso en nuestros agricultores”, dijo Trump el miércoles vía Twitter desde la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Bruselas.
“Los aranceles y barreras comerciales de otros países han destruido” la actividad agrícola de Estados Unidos, indicó. “Voy a abrir todo, y mejor que en cualquier otro momento, pero no puede hacerse muy rápido. Estoy luchando por emparejar el campo para nuestros agricultores, ¡y voy a ganar!”
Sin duda los agricultores fueron grandes ganadores hasta hace poco. Los elevados precios de las materias primas generaron un ingreso neto récord de 123 mil 800 millones de dólares en 2013, antes de que un excedente global afectara los mercados.
El ingreso neto de 59 mil 500 millones de dólares que se pronostica para este año sería el más bajo desde 2006, y el promedio de los emprendimientos agrícolas experimentará en 2018 una caída de 7 por ciento a 339 mil 300 dólares, en comparación con 437 mil 400 dólares en 2013, indican datos del USDA. El país, por su parte, aún tendría un superávit comercial agrícola de 21 mil millones de dólares.
Dado que la producción agrícola estadounidense representa casi una tercera parte de las exportaciones del país, el sector es un blanco lógico en el caso de represalias extranjeras.
Es también un grupo clave entre los votantes de los condados rurales, que dieron a Trump el 60 por ciento de los votos en la elección de 2016. Eso, en teoría, da a los rivales comerciales una oportunidad de infligir daños a la base política de Trump.
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