Ocho ex-comandantes de la desmovilizada guerrilla de las FARC asumieron el viernes sus curules en el Congreso de Colombia, en un histórico hecho como parte del acuerdo de paz y pese a las voces de protesta de un amplio sector del país sudamericano.
Los exrebeldes ejercerán sus cargos durante el gobierno del presidente electo Iván Duque, quien tomará posesión el 7 de agosto y entre sus planes de campaña está el impulsar reformas tributaria y al sistema de pensiones, además de cambios al acuerdo de paz suscrito en noviembre de 2016 para poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo.
Duque, un abogado experto en economía de 41 años, busca impedir que los guerrilleros desmovilizados acusados de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad respondan primero ante la justicia antes de ocupar cargos políticos.
Bajo los términos del acuerdo de paz que requirió de cuatro años de negociaciones en Cuba, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, el naciente partido político que surgió de la insurgencia y que conservó el mismo acrónimo, tienen cinco asientos en el Senado y cinco más en la Cámara de Representantes hasta el 2026.
“Aquí están –por primera vez– cinco senadores y cinco representantes del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, nacido de la desmovilización y desarme de las FARC”, dijo el saliente presidente Juan Manuel Santos, quien ganó el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a la guerra con la insurgencia.
“Señores congresistas del partido FARC: Ahora que han dejado las armas, ahora que han aceptado aportar a la verdad y acogerse a la justicia transicional, ahora que han jurado respetar nuestra Constitución y las normas y principios de nuestra República, ¡bienvenidos a este templo de la democracia!”, afirmó en su último discurso como jefe de Estado ante el Congreso.
Aunque más de 13 mil integrantes de las FARC, incluidos unos 7 mil combatientes, entregaron sus armas a Naciones Unidas y se ha evidenciado una notable reducción de la violencia y de los ataques en el país de 50 millones de habitantes, un amplio sector de la conservadora sociedad colombiana se opone a ver a los excomandantes rebeldes en el Congreso.
UN PAÍS DIVIDIDO
Colombia está dividida entre quienes apoyan la llegada a la política de las FARC y los sectores más conservadores que quieren ver a los excombatientes tras las rejas por haber participado en un conflicto que dejó unos 220.000 muertos y millones de desplazados.
Uno de los dirigentes ausentes de las FARC que había sido designado como congresista fue Iván Márquez, quien no se posesionó en protesta por el arresto de su compañero rebelde Jesús Santrich y los cambios que, en su concepto, traicionaron y desfiguraron el acuerdo de paz.
Santrich, quien permanece en una cárcel acusado de conspiración para exportar 10 toneladas de cocaína a Estados Unidos, país que lo solicita en extradición, tampoco se posesionó. La FARC no informó de inmediato si Márquez y Santrich serán remplazados.
Aunque Duque quiere impulsar cambios al acuerdo de paz, ha prometido que no lo destruirá, y analistas han advertido que hacer modificaciones sustanciales sería difícil por el respaldo de la mayoría del Congreso al pacto.
Aunque el partido Centro Democrático de Duque, que es dirigido por el expresidente Álvaro Uribe, tiene 51 de las 280 curules del Congreso, deberá hacer alianzas con otros movimientos para lograr la mayoría que garantice la aprobación de las reformas económicas y sociales que requiere la nación.
Uribe ejecutó en sus ocho años de gobierno una fuerte ofensiva militar que debilitó a las FARC, decisiva para llevarlos a la mesa de negociación. La presencia de los exrebeldes en el Congreso promete crear tensión con el Centro Democrático y Uribe, cuyo odio por la guerrilla nació después de que su padre fue asesinado en un fallido secuestro.
La FARC anunció que hará parte de una coalición de izquierda con el Partido Verde, Colombia Humana, el Polo Democrático e indígenas, que reúne a alrededor de 45 congresistas.
Hasta ahora, al menos 1.200 integrantes de las FARC se han declarado en disidencia y están vinculados al narcotráfico y han sido acusados de atacar objetivos militares y civiles.
Santos pidió al presidente electo y al Congreso defender el acuerdo de paz y avanzar en su implementación.
“Cuiden la paz que está naciendo, cuídenla, defiéndanla, luchen por ella porque es el bien más preciado que puede tener cualquier nación. Cuiden la paz para que crezca fuerte, para que dé sus frutos, porque Colombia merece vivir en paz”, concluyó.
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